No todo el
trabajo infantil, evidentemente, es tan repugnante como las formas más
peligrosas y explotadoras. Incluso los más fervientes partidarios del no-
trabajo infantil reconocen que tareas apropiadas pueden aportar a los niños
habilidades y responsabilidades, mantener unidas a las familias y contribuir a
los ingresos familiares. Al evaluar el alcance del trabajo infantil y dibujar
soluciones, es crucial definir qué es el trabajo infantil, y distinguir formas
explotadoras de formas apropiadas.
"El
trabajo perjudica la educación de los niños. Genera deserción, retraso,
ausentismo, renitencia y bajo rendimiento escolar. El trabajo infantil suele
interferir con la educación. Muchos niños abandonan la escuela porque tienen
que trabajar. Quienes trabajan y estudian suelen abandonar su educación y
formación profesional, y los rendimientos escolares son más bajos entre los
niños trabajadores. El trabajo resta oportunidades de recreación, juego y
socialización. El bajo nivel educativo, producto del trabajo prematuro, a la
larga perjudica la economía individual, familiar y del país en su
conjunto"